Viaje de Trump a Oriente Medio destaca por acuerdos y diplomacia

La realeza saudí y los multimillonarios estadounidenses estuvieron en primera fila para un discurso en Riad en el que el presidente Donald Trump condenó lo que él llamó la interferencia pasada de Estados Unidos en los ricos Estados del Golfo Pérsico.

Atrás quedaron los días en que los funcionarios estadounidenses volaban a Oriente Medio para darles «lecciones a ustedes sobre cómo vivir y cómo gobernar sus propios asuntos», declaró Trump en un foro saudí de inversiones esta semana.

Nadie en la audiencia se sentó más cerca, ni escuchó con más atención, que el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman.

Los árabes en general también escucharon, incluidos periodistas saudíes, defensores de derechos humanos, empresarios, escritores y otros que huyeron del reino.

Su temor: las palabras de Trump subrayaron un mensaje de que Estados Unidos se estaba retirando de su añejo papel de defensor imperfecto, esporádico pero poderoso en favor del respeto a los derechos humanos en todo el mundo.

«Fue doloroso de ver», dijo Abdalá Alaoudh, cuyo padre de 68 años, un clérigo saudí con un gran número de simpatizantes, está entre cientos de miembros de la realeza, figuras de la sociedad civil, activistas por los derechos humanos y otras personas encarceladas por el príncipe Mohamed en los primeros años de su ascenso a gobernante de facto.

Desde entonces, Arabia Saudí ha liberado a muchas de esas personas, lo que según algunos grupos es el historial mejorado del príncipe heredero en lo que respecta a los derechos humanos tras sufrir críticas e aislamiento internacional en el pasado. Pero el padre de Abdalá, Salman Alaoudh, está entre muchos que aún están tras las rejas.

Trump le estaba hablando directamente al príncipe, «la persona que torturó a mi padre, que le ha prohibido a mi familia» salir del reino, señaló Abdalá, quien aboga desde Estados Unidos por las personas detenidas y encarceladas en Arabia Saudí.

La embajada saudí no respondió de momento a mensajes para solicitarle comentarios.

Anna Kelly, una portavoz de la Casa Blanca, dijo que el discurso de Trump «celebró la creciente asociación entre Estados Unidos y Arabia Saudí» y un Oriente Medio que trabaja hacia la paz. Kelly no respondió a una pregunta sobre si el presidente había planteado cuestiones de respeto a los derechos humanos con los gobernantes del Golfo Pérsico.

Un portavoz del Departamento de Estado, Tommy Pigott, indicó que las conversaciones de Trump con dichos líderes habían sido privadas.

Menos atención de lo habitual a los derechos humanos

La primera gira amplia de Trump en su segundo mandato —que también incluyó a Qatar y los Emiratos Árabes Unidos— atrajo mucha menos atención a los derechos humanos de la que suele ser habitual para las visitas de Estados Unidos a países autocráticos con antecedentes irregulares sobre libertad de expresión, juicios imparciales y otros derechos.

Grupos defensores de los derechos humanos publicaron preocupaciones sobre los países del Golfo Pérsico, pero algunos se abstuvieron de emitir objeciones más elocuentes.

Exiliados saudíes en Estados Unidos también omitieron los habituales comentarios incisivos en redes sociales. Y el gobierno enfrentó pocas de las típicas preguntas sobre si un presidente visitante había utilizado el viaje para presionar por la liberación de estadounidenses detenidos o activistas encarcelados.

Eso se debe en parte a las mejoras en el respeto a los derechos humanos en Arabia Saudí, dicen los grupos. Pero el silencio también refleja lo que según algunas organizaciones es un empeoramiento del panorama sobre los derechos humanos en Estados Unidos.

Ibrahim Almadi, un hombre de Florida que intenta obtener ayuda de Washington para traer a su padre de regreso desde Arabia Saudí, señaló que intentó en vano obtener un compromiso de un legislador republicano u otro funcionario para instar a Trump a plantear la causa de su padre. Su padre Saad Almadi, un saudí-estadounidense que ahora tiene 75 años, había sido encarcelado por publicar tuits críticos sobre el gobierno saudí y ahora tiene prohibido salir del país.

«Es una relación de amor entre Trump y Mohamed bin Salman«, señaló el hijo. Una mención del caso a Trump, luego un comentario del mandatario estadounidense al príncipe heredero saudí, y «tendré a mi padre de vuelta».

Algunas voces se han silenciado

Algunos saudíes que huyeron a Estados Unidos dicen que se están retirando de las redes sociales y de cualquier crítica pública a los funcionarios saudíes por temor a sufrir las mismas detenciones y deportaciones que han enfrentado algunos inmigrantes y manifestantes propalestinos en el gobierno de Trump.

Democracy in the Arab World Now —la organización sin fines de lucro fundada por Jamal Khashoggi, el periodista radicado en Estados Unidos asesinado en el consulado saudí en Estambul— está aconsejando a los árabes cuyo estatus migratorio en territorio estadounidense no está resuelto a que «tengan cuidado cuando viajen, que sean reflexivos sobre lo que dicen», indicó la directora ejecutiva Sarah Leah Whitson.

La comunidad de inteligencia de Estados Unidos señaló que el príncipe heredero supervisó el complot de 2018, aunque él ha negado tener cualquier participación.

El asesinato de Khashoggi, quien usó su columna en el Washington Post para instar al príncipe Mohamed a instituir reformas, llevó al entonces presidente Joe Biden a prometer convertir en parias a los miembros de la realeza saudí.

Pero los altos precios de la gasolina en Estados Unidos en 2022 impulsaron a Biden a visitar al gigante exportador de petróleo, donde tuvo un incómodo encuentro con el príncipe en el que ambos se saludaron chocando los puños.

En su segundo mandato, Trump se ha acercado aún más al príncipe Mohamed y a otros ricos líderes del Golfo Pérsico en busca de grandes inversiones en Estados Unidos, mientras que los hijos mayores de Trump están desarrollando importantes proyectos inmobiliarios en la región.

El historial de Arabia Saudí sobre derechos humanos

Afectado por la condena y el aislamiento inicial que le fue impuesto tras el homicidio de Khashoggi, el príncipe Mohamed ha liberado silenciosamente a algunos de los que habían sido encarcelados por intentar obtener el derecho de las mujeres a conducir, por publicar tuits críticos, por proponer públicamente cambios en la política saudí y otros puntos.

El príncipe también ha disminuido las restricciones en las condiciones legales y sociales para las mujeres, parte de una campaña para atraer negocios y diversificar la economía de Arabia Saudí.

Pero muchos otros permanecen en prisión. Miles, incluido Almadi, enfrentan la prohibición de salir, dicen grupos activistas por los derechos humanos.

Esas organizaciones citan otra razón por la que los activistas están más callados de lo habitual durante el viaje de Trump: la propia reputación de Estados Unidos en el tema de los derechos humanos.

Además de las deportaciones, Whitson se refirió al apoyo militar de Washington a Israel durante su ofensiva de 19 meses contra Hamás en Gaza, que ha causado la muerte de miles de civiles. El gobierno de Trump dice que está tratando de asegurar un alto el fuego.

Los estadounidenses que ahora critican los abusos cometidos por otra nación «simplemente se ven ridículos», observó Whitson. «En este momento, Estados Unidos no tiene la posición moral, la posición jurídica ni la credibilidad para estar reprendiendo a otro país».

Fuente:

diariolibre.com

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By Jose Diaz

Soy José Díaz, apasionado por las noticias digitales y siempre en busca de las últimas tendencias e innovaciones en el mundo de la información. Mi interés se centra en analizar y compartir contenido de actualidad, manteniéndome al tanto de lo que sucede en el entorno digital y global.

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