De casas a torres en la avenida Anacaona, la evolución de la vivienda

 El mar Caribe al fondo, los rascacielos de la ciudad al darse la vuelta y el parque Mirador Sur al cruzar la calle: vivir frente a la avenida Anacaona es un lujo en sí mismo. La construcción de nuevas torres -cada vez más altas y amplias- se erigen al lado de las casas que aún recuerdan el crecimiento horizontal que alguna vez primó en la zona hace más de tres décadas.

“Vivir en el parque” y “privilegiar la privacidad absoluta” son algunos de los eslóganes que acompañan a unas siete torres actualmente en construcción en esa avenida, con alturas que van desde los 26 hasta los 41 pisos, y cuyos precios oscilan entre los 312,560 dólares hasta los 2.1 millones de dólares.

Muchas de estas torres comparten una característica en común: apartamentos amplios de hasta 560 metros -algunos ocupando todo un piso-, con hasta cuatro habitaciones y amenidades como piscinas estilo resort, área para niños y acceso a balcón, bar y terraza.

3,500

Precio promedio de construcción por metro cuadrado en la avenida Anacaona, en dólares.

Público objetivo

Estas residencias están pensadas en atraer a empresarios de alto perfil, profesionales exitosos y políticos, pues lo que se busca con este público objetivo es “destacar la distinción y privilegio de la zona”, observó la arquitecta especializada en gestión urbana y sostenibilidad, Carolina Acosta Zorrilla.

Características similares comparten otras ofertas en desarrollo próximas a esta vía de tránsito y que se extienden hasta la avenida Enriquillo, siendo más de 15 las edificaciones en curso.

Estas también están a la venta para inversionistas extranjeros y locales interesados en alquileres de renta corta de lujo y fondos inmobiliarios locales y regionales, atraídos por su alta plusvalía.

El precio de construcción por metro cuadrado está a partir de los 3,500 dólares, asegura el presidente de la Asociación de Agentes y Empresas Inmobiliarias (AEI), Alberto Bogaert. “Esta es la zona más exclusiva junto a Piantini; me atreveré a decir que son las dos zonas más exclusivas, no solo del país, sino del Caribe”, aseveró.

Evolución en el tiempo

La construcción de casas próximas al Parque Mirador Sur era la tendencia predominante hasta la construcción de algunos edificios habitacionales. Para la década del 70, el proyecto residencial “Anacaona”, diseñado por el arquitecto Pedro José Borrell, destacaría entre ellos.

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Infografía

Vista de los edificios al fondo en la avenida Anacaona, en la actualidad, donde se aprecia la torre Caney al fondo y la torre Anacaona 27 (gris oscuro, al final de la calle). (DIARIO LIBRE/EDDY VITTINI)

Sería la la modificación de las normativas que regulaban el uso del suelo en el año 2000 lo que permitiría una mayor densidad y altura de las edificaciones, aseguró Acosta Zorrilla. 

“Esto, junto a la valorización del espacio público (…) y la mejora de infraestructuras viales, como la remodelación de avenidas, parqueos soterrados y sistemas de drenaje”, agregó.

Ante la falta de una planificación territorial ordenada, las iniciativas residenciales destinadas incluyeron servicios privados -desde sistemas de vigilancia hasta tratamiento de aguas residuales-, precisó el ingeniero Domingo Matías, viceministro de Ordenamiento Territorial del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (Mepyd).

Nueve años después, se inauguraría en Bella Vista la Torre Caney, el edificio más alto de la República Dominicana, con una altura  150 metros y 40 pisos, título que ostentaría hasta el 2017 luego de la Anacaona 27, una torre de 42 pisos y una altura de 171 metros, en Los Cacicazgos.

Desde entonces, las torres se impusieron en estos y otros sectores cercanos a la Anacaona. “En el lugar donde cabe una sola casa,  pueden poner a cientos de familias”, señaló Bogaert, quien entiende que esta tendencia se da por un cambio en la cultura de oferta de los desarrolladores de la zona.  

Retos del crecimiento vertical

Entre las limitantes de la alta densidad poblacional, la arquitecta Carolina Acosta Zorrilla apunta la presión que generan los sótanos y cimentaciones profundas sobre los recursos hídricos subterráneos de la zona, la reducción de áreas verdes privadas por la desaparición de los jardines de las antiguas casas, y un mayor tráfico vehicular. 

En esto último coincidió el ingeniero Matías, quien explicó que, si bien el Mirador Sur ha capturado muchas de las emisiones de carbono que generan los vehículos, es imperativo evaluar la correlación entre el nivel de emisiones y la capacidad de absorción de la flora, así como la presión ejercida sobre los ecosistemas del parque en aspectos como, por ejemplo, cómo el efecto sombra de las torres afecta la fauna que cohabita allí.

Fuente:

diariolibre.com

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By Jose Diaz

Soy José Díaz, apasionado por las noticias digitales y siempre en busca de las últimas tendencias e innovaciones en el mundo de la información. Mi interés se centra en analizar y compartir contenido de actualidad, manteniéndome al tanto de lo que sucede en el entorno digital y global.

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