Smith Augustin y su intervención sobre Haití en la OEA

Las intervenciones de la delegación haitiana en el simposio de la OEA sobre la situación en el vecino Estado han provocado reacciones acaloradas en el país. Sectores, incluyendo el oficialismo, las han considerado cargadas contra la República Dominicana.

A continuación, lo que dijo de relevancia para la polémica el representante del Consejo Presidencial de Transición en Haití. Smith Augustin fue embajador en la República Dominicana y en el organismo hemisférico:

Permítanme renovar la gratitud del pueblo haitiano al secretario general saliente, su excelencia el señor Luis Almagro, por su apoyo constante a Haití durante sus dos mandatos, y felicitar al secretario general electo, su excelencia el señor Albert Ramdin, así como a la secretaria general adjunta, la señora Laura Gil, primera mujer elegida para ese cargo.

Quiero asegurar a ambos la colaboración plena de la República de Haití durante su mandato, que estoy seguro marcará un fortalecimiento de los lazos entre la OEA y nuestro país.

Gracias también a los Estados miembros y observadores por su constante atención a la situación sociopolítica de Haití. La celebración de este simposio es prueba viva de la solidaridad interamericana y de una amistad antigua y valiente.

Pero más allá del protocolo, nos reúne una situación de extrema urgencia: la necesidad de responder a una crisis de seguridad que ha cruzado en Haití los límites de lo inaceptable; de asistir a una humanidad en peligro; de no desviar la mirada mientras vidas se quiebran a diario por la violencia de las pandillas.

Millones han sido desplazados de sus hogares, la autoridad del Estado está en jaque, y la democracia, en riesgo.

Recuperar la soberanía

Hoy, las pandillas controlan cerca del 80 % del área metropolitana de Puerto Príncipe, buena parte del departamento de Artibonito y varias comunas del Centro.

Es urgente que Haití recupere su soberanía sobre estos territorios secuestrados por bandas criminales que destruyen vidas, propiedades y esperanzas, convirtiendo los sueños de los jóvenes en pesadillas y negando a los mayores el derecho al sosiego.

El límite ya fue superado: hay que actuar con urgencia y con eficacia.

El Estado haitiano, guiado por el Consejo Presidencial de Transición, ha adoptado una hoja de ruta clara para la seguridad, con un incremento sustancial del presupuesto asignado a las instituciones del orden.

Estos fondos ya permiten la formación de personal, el fortalecimiento de infraestructuras y la modernización de equipos. En los próximos días, los resultados deben comenzar a notarse. Este gobierno rechaza toda connivencia con las bandas criminales. Pero la confianza del pueblo no se recuperará si no se construye una sociedad justa, igualitaria y pacífica.

El sistema de opresión popular que se ha arraigado desde la creación del Estado haitiano ha dado lugar a monstruos capaces de quemar vivos a bebés, violar a niñas, incendiar hospitales, escuelas y bibliotecas, o inducir a niños desesperados al asesinato bajo el efecto de las drogas.

No basta con el instinto criminal: este fenómeno es producto de una élite tradicional que ha creado una sociedad rota, donde la mayoría vive en negación existencial.

Haití no podrá levantarse sin una política radical de seguridad integral, que no se limite a enfrentar a las bandas, sino que devuelva al pueblo su dignidad, su ciudadanía y su derecho a una vida feliz en su propio país.

El deber de las élites haitianas es ser responsables ante las necesidades de su pueblo.

No habrá solución definitiva sin romper con la estructura social tradicional basada en la discriminación y la herencia colonial, y sin crear un Estado verdaderamente al servicio de la nación. Asimismo, es necesario considerar con seriedad la dimensión transnacional de esta crisis.

Sobre las armas

Haití no produce armas ni municiones, y sin embargo hay cientos de miles de ellas circulando libremente, alimentando el crimen y socavando el orden público.

A menudo se habla del peligro que representa Haití para la región, pero no se considera cómo los problemas no resueltos en otros países agravan la situación haitiana. Haití no es el origen principal del crimen transnacional, ni del tráfico de armas, drogas o personas.

Mencionamos la dimensión transnacional para desmontar el prejuicio que presenta a Haití como el problema: ningún país es un problema para otro. Las dos grandes lecciones del crimen organizado transnacional son claras: los países más débiles sufren más, y la lucha contra este flagelo exige cooperación y solidaridad internacional.

Cuantos más países son afectados, más grave es el problema y más difícil es resolverlo por cuenta propia.

Solidaridad regional

Por eso debemos asumir con sinceridad nuestros compromisos de solidaridad, especialmente con países como Haití, conscientes de que al contribuir a la paz en el continente, protegemos también la paz en nuestros propios hogares.

El Consejo Presidencial de Transición de Haití seguirá trabajando por la seguridad, la legitimidad institucional, la reactivación económica y la celebración de elecciones libres y creíbles.

Esta tarea, aunque difícil, es posible, y confiamos en la solidaridad regional e internacional. Es un deber continental apoyar a Haití. Que este simposio nos acerque más en la búsqueda de la paz a través de la hermandad.

Seamos de aquellos que aún creen en la amistad perpetua entre los pueblos. Ese sueño que nos une desde las luchas de liberación de los pueblos oprimidos de América sigue más vigente que nunca desde la fundación de la OEA en 1948.

Que estas conversaciones continúen bajo el liderazgo del nuevo secretario general Ramdin en la 55.ª Asamblea General de la OEA. Que esta iniciativa nos lleve a compromisos duraderos, concretos y transformadores.

Muchas gracias.

Fuente:

diariolibre.com

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By Jose Diaz

Soy José Díaz, apasionado por las noticias digitales y siempre en busca de las últimas tendencias e innovaciones en el mundo de la información. Mi interés se centra en analizar y compartir contenido de actualidad, manteniéndome al tanto de lo que sucede en el entorno digital y global.

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