Representantes del sector ambiental coincidieron en señalar que el desarrollo del nuevo polo turístico Cabo Rojo, en Pedernales, debe ejecutarse con absoluto respeto a la integridad del medio ambiente, especialmente a las áreas protegidas de la zona, y garantizar la participación activa de la comunidad para que los beneficios lleguen directamente a la población local.
La ecologista Yvonne Arias, directora ejecutiva del Grupo Jaragua, expuso que el modelo de desarrollo a implementarse no debe repetir los errores cometidos en otros destinos turísticos del país.
“Esta es una gran oportunidad que tiene el país para demostrar que es posible la convivencia de la diversidad biológica, de las áreas protegidas y de sitios que han sido declarados, por ejemplo, como reserva de biosfera, como Jaragua-Bahoruco-Enriquillo por la UNESCO, y que todo lo que allí se haga tiene que ser en armonía con esos recursos que están presentes”, expresó.
Arias también subrayó la importancia de garantizar la participación real de la población local en la toma de decisiones y en los beneficios del proyecto.
Pedernales, una zona privilegiada
Sixto Incháustegui, presidente del Grupo Jaragua, destacó que Pedernales es una zona privilegiada en términos de biodiversidad, tanto terrestre como marina, por lo que el proyecto debe aprovechar las lecciones aprendidas en otros destinos para evitar impactos negativos y generar bienestar comunitario.
“Pedernales se ha caracterizado siempre por la pobreza y nosotros, en este caso, como Grupo Jaragua, nunca nos hemos opuesto al desarrollo turístico ni al desarrollo en general de Pedernales; lo que siempre hemos propugnado es que sea un desarrollo sostenible y que vaya en beneficio de las grandes mayorías, sobre todo del pueblo de Pedernales”, manifestó.
Luis Carvajal, de la Comisión de Medio Ambiente de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), subrayó que cualquier intervención en la región Sur debe ajustarse a los parámetros establecidos por la legislación ambiental, considerando tanto la fragilidad como el potencial del lugar.
“Hay cuatro advertencias que hay que hacer a cualquier inversión que se realice allí. La primera advertencia tiene que ver con la pertinencia ambiental. La segunda, con el hecho de que permita mejorar los indicadores sociales. Tercera, que exista un nivel real de participación local”, destacó el ambientalista.
La cuarta advertencia conlleva operaciones “en el marco de una política general de desarrollo de la nación dominicana, del país dominicano, de la República Dominicana como tal, y que, por lo tanto, las ganancias que puedan generar quienes allí inviertan sean un componente de una actividad económica que beneficie primaria y fundamentalmente a la República Dominicana”.
Respeto por el medio ambiente
José Manuel Mateo también insistió en que el eje del desarrollo debe ser el respeto por el medio ambiente y la integración de la belleza escénica y los atractivos de esta zona.
“Cualquier proyecto de desarrollo debe tomar en cuenta estos elementos porque no podemos repetir los efectos adversos que ha tenido el desarrollo turístico en otras regiones”, sostuvo.
“De manera que podamos consolidar una oferta de turismo de naturaleza, respetando las áreas protegidas que están en la zona, la reserva de la biosfera Jaragua-Bahoruco-Enriquillo, y que se integre de manera apropiada la belleza escénica y los atractivos de estas áreas protegidas”, manifestó.
Mateo enfatizó que el desarrollo de la región también debe integrar efectivamente a las localidades, ya que “no puede ser un desarrollo turístico en el que las comunidades y los actores clave estén apartados, y haya una invasión de actores externos que sean quienes obtengan los beneficios de todos los elementos naturales que se encuentran en esta región”.
El ambientalista Víctor Almánzar señaló que su principal aspiración es que se preserve la integridad ambiental de Cabo Rojo, recordando que, aunque esté clasificado dentro de la categoría VI según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), sigue siendo un área protegida bajo normas de manejo específicas.
“Cabo Rojo tiene un nivel de protección porque, aunque sea de categoría VI, sabemos que nos regimos por la clasificación de la UICN, que contempla esa categoría de manejo. Entonces, Cabo Rojo, aunque tenga esa clasificación, sigue siendo un área protegida y nosotros aspiramos a que se respete su integridad ambiental”, indicó.
Las declaraciones de los ambientalistas se produjeron en el marco de la conferencia “Pasado, presente y futuro de las áreas protegidas: una mirada hacia la conservación y sostenibilidad del SINAP en República Dominicana”, realizada en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
El evento se realizó a pocos días del anuncio de la escogencia del Consorcio Cabo Rojo, encabezado por el Grupo Puntacana como socio estratégico y minoritario del Estado para el desarrollo de Cabo Rojo.
El anuncio fue hecho el pasado domingo 8 de junio por el Comité Administrativo del Fideicomiso Pro-Pedernales. El director ejecutivo del fideicomiso, Sigmund Freund, expuso que la decisión fue tomada tras una exhaustiva evaluación técnica y financiera llevada a cabo por el Comité de Selección de Socio Estratégico del fideicomiso, el cual recomendó la adjudicación al consorcio por presentar la mejor propuesta y cumplir con todos los requisitos establecidos en el proceso competitivo.
Fuente:
diariolibre.com