En República Dominicana ya es usual que ciertos delincuentes aparezcan una y otra vez en las estadísticas policiales. Son detenidos, fichados, señalados por víctimas con prontuarios y órdenes de arresto. Sin embargo, muchos continúan circulando libremente hasta que, finalmente, sus nombres vuelven a resonar cuando son abatidos en los alegados intercambios de disparos.
Consultado sobre este fenómeno, el vocero de la Policía Nacional, Diego Pesqueira, señaló que existen fallas en el proceso judicial que escapan al control de los agentes. “Muchas veces las víctimas no sustentan las acusaciones en los tribunales, ese es uno de los problemas”, explicó.
Desde el punto de vista judicial, la fiscal adscrita al departamento de Litigación Final, Yuberky Utate, detalló que el Código Procesal Penal establece diversas medidas según el tipo y la gravedad del delito, siendo la prisión preventiva la más severa, pero no siempre procede.
En muchos procesos, aunque el Ministerio Público solicite esa medida, la decisión final recae en el juez, quien evalúa factores como la gravedad del hecho, la posible pena y el riesgo de fuga.
Delitos como robos simples (artículos 379 y 401 del Código Penal), golpes y heridas leves (art. 309 CPD), o posesión de drogas (Ley 50-88) suelen ser castigados con medidas distintas a la prisión, sobre todo cuando los imputados presentan arraigos suficientes para garantizar su comparecencia.
Así, muchos reincidentes se benefician de la flexibilidad del sistema, ya que sus delitos no califican como graves y sus expedientes no siempre están lo suficientemente sustentados.
Según explico la magistrada, la debilidad más grande se debe a la falta de comunicación entre instituciones.
‘’Entiendo que la falla más grande que tiene el sistema es la falta de comunicación interistucional entre los sistemas gubernamentales, para que tanto el poder judicial (jueces), Ministerio Público y Policía puedan tener un sistema donde se puedan visualizar los procesos que tiene un individuo y los lugares donde realizo el hecho’’, manifestó.
Grietas del sistema
El abogado penalista Ulises de la Cruz abordó otros factores que alimentan este ciclo de reincidencia.
Uno de ellos es el principio de presunción de inocencia, que impide tratar al imputado como culpable sin una condena definitiva. Esto obliga a las autoridades a presentar pruebas sólidas desde el inicio del proceso, algo que muchas veces no ocurre.
A esto se suman otros problemas estructurales como:
- Sistema judicial lento y costoso: La ineficiencia y lentitud de los procesos judiciales agotan física y económicamente a las víctimas, quienes en ocasiones abandonan los casos. Esto provoca que los tribunales extingan acciones penales por desinterés, debilitando aún más las acusaciones.
- Falta de protección a víctimas y testigos: Sin garantías de seguridad, muchos testigos se niegan a declarar. Esta ausencia de colaboración clave hace caer los casos, aunque el imputado tenga antecedentes.
- Carencias institucionales: La falta de recursos humanos y económicos limita la capacidad del Ministerio Público y la Policía para hacer investigaciones profundas. En muchos casos, las autoridades se limitan a pruebas aportadas por las víctimas, sin indagar más allá.
- Corrupción y debilidad normativa: Aunque no es generalizado, la corrupción incide en algunos casos, especialmente en temas vinculados al narcotráfico. Además, el actual Código Penal no contempla el cúmulo de penas, lo que reduce las sanciones, y la libertad condicional permite que muchos delincuentes reincidan tras cumplir apenas el 50 % de la condena.
Reincidir, salir y volver
El jurista destacó que, a todo esto, se suma la ausencia de programas efectivos de rehabilitación. La mayoría de las cárceles del “viejo modelo” carecen de formación, apoyo psicológico y capacitación laboral. Como resultado, muchos privados de libertad cumplen sus condenas sin herramientas para reinsertarse y, eventualmente, terminan reincidiendo.
“En vez de rehabilitarse, muchos internos aprenden nuevas formas de delinquir solo para sobrevivir”, apuntó De la Cruz, quien destacó que la reincidencia, entonces, no es solo un asunto de leyes o jueces, sino el reflejo de una estructura colapsada y de un Estado que no acompaña, ni adentro ni afuera de las rejas.
“La falta de oportunidades, la pobreza, desempleo, escaso acceso a educación de calidad y las limitadas opciones laborales son factores que empujan a muchos individuos, especialmente jóvenes, hacia la delincuencia y dificultan su reinserción”, concluyó.
Fuente:
diariolibre.com