Pagó cinco mil dólares por el derecho de entrenar a un niño que creía tener 11 años, lo había preparado por 24 meses con el objetivo de que firme en 2029, un proceso que requirió de tres viajes a Colombia y hasta seis “try-outs” en una semana. La cotización que ya alcanzaba los tres millones de dólares justificaba la inversión y el sacrificio.
Pero la investigación que se vio obligado pagar para despejar los rumores incluyó hasta la revisión de la dentadura y allí confirmó que el murmullo que corría como pólvora era cierto. El niño era dos años mayor, una información que desplomó su valor.
El hecho se confirmó el mes pasado en La Romana con un niño de 14 años, pero que sus padres se habrían confabulado con el entrenador que originalmente lo “pasó” para presentarlo con la documentación de un hermano dos años menor.
Personas cercanas al caso hablaron con Diario Libre bajo la condición de no revelar su identidad para no afectar la imagen de un menor de edad y, además, a quien la revelación de la noticia en su entorno le ha afectado en lo emocional.
Un evento que se repite
Es el más reciente goteo que se hace público de casos de la alteración de identidad con la intención de engañar al sistema de evaluación y reclutamientos de talentos con el fin de conseguir un dinero mayor al momento de rubricar la firma al profesionalismo.
“Yo duré dos semanas sin poder dormir cuando me confirmaron la información. Tengo más de dos años invirtiendo y trabajando ese muchacho y prácticamente todo se derrumbó”, dice uno de los directivos del programa. “Con ese niño teníamos gran expectativa, tiene mucho talento para su promoción, pero ahora tenemos que ver si responde igual ante los de su edad”.
Con su edad real queda habilitado para firmar en 2027. El niño era lo que llaman un “fenómeno”, al que llegaron a ver hasta directores de organizaciones y en los próximos meses comenzarían las negociaciones.
“Por suerte no llegué a cerrar (acordar) con un equipo”, explica el afectado, de cuyo programa se han firmado dos prospectos con bonos de siete dígitos en los 14 años de vida que lleva la academia.
“Eso hay que ver ahora, pueda ser que el niño esté un poquito bloqueado, pero es un buen pelotero, ya se apeó de ese valor de millones, tira 90 (millas por hora) del outfield (jardín derecho), mide 6’1, saca la bola. El niño no se ve viejo, ellos hicieron un cambio de niño”, dijo el entrenador.
Un problema que pudo haber sido mayor si se lograba un “apalabreo”, que, además de afectar la reputación del entrenador, hubiese abierto las puertas para que el entorno del niño tomara créditos que eventualmente pudiesen no pagar si se descubría la falsa identidad y se anulaba el preacuerdo.
La investigación comenzó pidiendo sinceridad a la familia, quien se negó en principio y rechazó tener fotos antiguas alegando un incendio en la casa, pero, con la insistencia, accedió a ceder a los dos niños para llevarlos donde un odontólogo en Santo Domingo. El médico comparó el crecimiento de la dentadura de ambos para fortalecer la tesis de la duda. Eventualmente confesaron al ver los resultados médicos.
“Cuando hay dinero de por medio las trampas crecen. Nunca me había pasado eso en 14 años, pero hay tanta gente involucrado; cualquiera coge un muchacho y empieza a darle práctica hasta en un patio, lo prepara, se lo lleva a uno y uno ve que tiene talento y lo compra”, dice el afectado.
Nuevo escenario
- El cedazo de la oficina de la Major League Baseball atrapa cada vez con más frecuencia los intentos de filtrar a dominicanos y venezolanos con identidad adulterada.
- Un entrenador que opera en Santo Domingo Norte ha sido víctima en el último año de tres casos de jóvenes que preparaba con fines de firmas, pero que al ser descubiertos se anularon preacuerdos.
Fuente:
diariolibre.com