¿Por qué el Senado no sesiona en la mañana?

Mientras la Cámara de Diputados comienza sus sesiones a las 10:00 de la mañana, el Senado de la República Dominicana prefiere el turno vespertino. Cada martes, a las dos de la tarde, los senadores se reúnen en su hemiciclo, y solo en contadas ocasiones lo hacen los jueves por la mañana. Lo que hoy parece una simple decisión logística tiene detrás una historia tan funcional como pintoresca.

El cambio de horario fue instaurado en la década de 1980, rompiendo con la tradición matutina que aún conserva la Cámara Baja. Oficialmente, se argumentó que las mañanas eran más propicias para que los legisladores atendieran gestiones en sus provincias. Pero hay una razón extraoficial —y muy humana— que ha sobrevivido en la memoria oral del Congreso.

Todo comenzó en 1982, año turbulento para la política nacional. El repentino fallecimiento del presidente Antonio Guzmán obligó al vicepresidente Jacobo Majluta a asumir la Presidencia durante 43 días, hasta el traspaso de mando a Salvador Jorge Blanco. Terminada esa breve jefatura de Estado, Majluta regresó al Congreso con una nueva cuota de poder. Fue elegido presidente del Senado para el período 1982–1983, y repitió en el cargo entre 1985 y 1986.

Durante su gestión, el Senado adoptó el horario vespertino que aún perdura. Uno de los que primero plantearon la idea fue el entonces senador de Pedernales, Juan Francisco Pérez Samboy, quien alegó que muchos legisladores utilizaban las mañanas para atender asuntos comunitarios, recibir ciudadanos o supervisar obras en sus demarcaciones. El cambio buscaba conciliar esas gestiones con el cumplimiento de las funciones legislativas en la capital.

El otro motivo

Pero según varios exlegisladores de la época —consultados por Diario Libre—, hubo otra motivación menos institucional y más personal: los hábitos nocturnos del propio Jacobo Majluta.

De acuerdo con lo que se comentaba en los pasillos del Congreso y en círculos políticos de entonces, Majluta, un fumador impenitente, era un hombre de rutinas nocturnas, proclive a trabajar hasta altas horas y, por tanto, reacio a iniciar sus jornadas temprano. Recibía en su casa hasta la madrugada. Su tendencia a levantarse tarde habría influido, de manera decisiva, en la decisión de mover las sesiones para después del mediodía.

Aunque este detalle no quedó consignado en actas oficiales, fue un secreto a voces durante años. La “hora Majluta” se convirtió en una marca implícita del estilo senatorial, al punto que ningún sucesor ha intentado revertirla. El Senado se acomodó a ese ritmo y, desde entonces, las tardes de los martes son su espacio formal de deliberación.

Mientras tanto, la Cámara de Diputados mantiene su rutina matinal: sesiona martes, miércoles y jueves a partir de las 10:00 a. m., y se extiende hasta agotar los puntos de la agenda o hasta que la mayoría decida suspender.

El Senado, por su parte, sigue fiel al legado vespertino de Majluta, quien sin proponérselo del todo, dejó algo más que leyes en su paso por el Congreso: dejó el reloj del poder corrido unas horas hacia adelante.

Fuente:

diariolibre.com

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By Jose Diaz

Soy José Díaz, apasionado por las noticias digitales y siempre en busca de las últimas tendencias e innovaciones en el mundo de la información. Mi interés se centra en analizar y compartir contenido de actualidad, manteniéndome al tanto de lo que sucede en el entorno digital y global.

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