Un día de lluvia se convertía en una bendición en el sector Palavé, en Manoguayabo, Santo Domingo Oeste. Como tantas otras veces, el sábado 2 de agosto un grupo de muchachos salió al play de esta localidad a bañarse bajo el aguacero que disfrutaban como si fuera un juego.
Pero esa tarde no terminó como todas. Un rayo los alcanzó.
Dos niños de 13 años murieron: Yeurys Charles y Yelian de los Santos. Un tercero, Youry Charles, sobrevivió de milagro y hoy permanece ingresado en la unidad de quemados del hospital Robert Reid Cabral. Tiene el 10 % de su cuerpo afectado por quemaduras, pero está estable.
Su madre, Emmanette Bienaime, dijo que están a la espera de los resultados de un análisis que le fue realizado a su hijo y enviado a analizar en el extranjero.
Narra lo que vivió
Youry recuerda todo. «Estábamos hablando los tres, pegaditos, cuando escuché el ¡pum! Caí al piso y lo veía todo como en cámara lenta, borroso. Escuchaba un pitido en los oídos, como un pim constante», relata desde su cama en el hospital.
Dice que no podía moverse ni hablar bien al principio. “Solo repetía en mi mente: Ay Dios mío, ay Dios mío», agrega.
Cuando aún permanecía en el suelo cuenta que se esforzaba por mover algunas partes de su cuerpo, y fue en ese momento donde pensó que había perdido un brazo, porque no lo sentía.
«Yo decía: ¿dónde está mi brazo? No lo sentía. Lo buscaba desesperado», expresó.
En ese momento lo llevaron en un carro al Hospital Dr. Vinicio Calventi, porque, según él, la ambulancia tardó demasiado. Luego fue trasladado al hospital en el que se encuentra actualmente.
«Mi primo (uno de los fallecidos) estaba encima de mí. Sentía que respiraba. Le toqué el cuello y tenía pulso. Pero después, ya no”, lamentó el adolescente.
Amigos desde pequeños
Los tres niños eran inseparables. Amigos desde chiquitos, compañeros de clase en la escuela Profesor Rafael Alberto Pérez y Santiago. Compartían el camino, los juegos y hasta los sueños. Tenían la misma pasión por la pelota, así como devoción cristiana.
“Nosotros estamos destrozados”
Los padres de Yelian, Ruth García y Rubén de los Santos, siguen tratando de asimilar lo ocurrido.
“Uno no espera esto. Como padre uno espera criar a su hijo, verlo crecer… y esto fue algo sobrenatural, de un abrir y cerrar de ojos. Nosotros estamos destrozados, pero conformes con el Señor”, expresó su padre.
Ruth, su madre, aún no puede creer que su hijo ya no está. “Él me dijo antes de salir: ‘Mami, denme la llave, me voy a bañar’, y yo le recordé que dos semanas antes hubo un ventarrón. Le dije: Ten cuidado. Pero se fue. No pasó ni media hora y llegó uno de los niños, temblando, y me dijo: Señora, caímos todos al suelo… Yelian está en el suelo”.
Dice que reaccionó de inmediato. “Corrí. Cuando llegué, el carro donde lo llevaban ya salía del play”.
Dos niños mueren y uno resulta herido tras impacto de un rayo en Manoguayabo
Un niño lleno de gracia
En medio del dolor, los padres de Yelian hablan con orgullo del hijo que criaron.
“El pueblo, la comunidad, la iglesia… todos lo han descrito como si ellos lo hubieran parido. Era un niño humilde, respetuoso, obediente. En la escuela la única queja era que jugaba mucho, y eso lo decían riendo”, dice su madre con una leve sonrisa.
Agrega que nunca tuvo que ir a una reunión escolar preocupada. “Cuando me mandaban a buscar, yo iba tranquila. Yo sabía lo que tenía. Era una excelencia”.
La comunidad educativa del centro Rafael Santiago estuvo presente desde el primer momento. “Vinieron todos. Me decían lo mismo que yo sabía de mi hijo. Una sola voz. Eso es lo que me ha dado fuerza”, cuenta Ruth.
Recuerda que, dos horas antes de la tragedia, estaban estudiando la Biblia juntos. “Me dio el privilegio de prepararlo en su camino hasta el último día”.
Una costumbre que terminó en tragedia
En Palavé, como en muchos otros lugares, bañarse en la lluvia es una costumbre. El mismo día del suceso, decenas de niños estaban en el play. Otros muchachos también cayeron al suelo por la onda del rayo, aunque no fueron heridos de gravedad.
Entre 2020 y 2024, al menos 19 personas perdieron la vida por descargas eléctricas naturales en el país, según la Oficina Nacional de Estadística (ONE). Esta cifra representa una posibilidad de uno en 2.8 millones de individuos por año.
Los rayos son descargas eléctricas que ocurren entre nubes o entre una nube y la tierra. Aunque las tormentas eléctricas son frecuentes en ciertas regiones del país, el riesgo de ser alcanzado sigue siendo muy bajo para cualquier persona. A nivel mundial, la probabilidad de que alguien sea impactado por un rayo a lo largo de su vida ronda de uno en 15,000.
Fuente:
diariolibre.com