La cédula de identidad y electoral vigente fue presentada por Junta Central Electoral (JCE) en 2013 como la más confiable, con 23 elementos de autenticidad que dificultaban su reproducción y la capacidad para insertarle un chip electrónico.
El pleno de la entidad explicaba que la conocida “cédula amarilla” debía ser sustituida por una más segura que, después de 10 años, se busca reemplazar por las mismas razones.
El presidente de la JCE de entonces, Roberto Rosario, alegaba que la nueva tarjeta era un documento inteligente, de alta tecnología, confiable y con capacidad para incorporársele un chip que no se instalaría porque no había en el país la tecnología para leerlo.
El plástico incluso fue reconocido como el documento de identidad personal más seguro, mejor diseñado y mejor fabricado del mundo durante el año 2014 por la International Card Manufacturers Association.
Igual que ahora, la JCE prometía nuevas características detectables en tres niveles: a simple vista, con instrumentos simples (como lupas) y con equipos especializados en laboratorios.
Entre ellas estaba la imagen holográfica en cuatro colores panthones, holograma UV, micro impresión, imagen formada con micro caracteres, motivos de líneas finas, impresión en tinta UV, imagen con tintas de variación óptica (OVI), microtexto negativo, microtexto positivo giratorio, fondo guilloche, imagen oculta, OVD empotrado, guilloche fluorescente e impresiones en ultravioleta de algoritmo único vinculante a la impresora.
Su material fue una combinación de policloruro de vinilo (PVC) y tereftalato de polietileno (PET).
Una década después, la Dirección Nacional de Cedulación resaltó sus vulnerabilidades en un informe e indicó que esta se podía alterar con facilitad y su imagen se podía simular con impresoras disponibles en el mercado.
Por esas razones se ha licitado un nuevo carné de identidad que estaría hecho en policarbonato, usado en los últimos años en muchos países por ser más flexible y resistente al calor y a los impactos.
Permite una construcción en cinco capas que sirven para grabar distintivos de seguridad y que se fusionan en caliente para formar una sola masa que no se puede dividir. Esto la hace resistente a la deslaminación.
La imagen se quema en el mismo plástico con una impresora láser que la dibuja en una escala de grises.
Esta vez sí habrá un chip del tipo sin contacto que tendrá las funcionalidades de Documento de Viaje Electrónico, Firma Electrónica e Identificación Ciudadana.
Costo
En la licitación del 2013 participaron 47 empresas, entre ellas Dekolor y Muhlbauer ID Services GMBH, que también se inscribieron en el proceso actual.
El contrato fue adjudicado a Copy Solutions Internacional en diciembre de ese año. Se acordó la producción de siete millones de cédulas a un costo de 17,705,900 dólares, equivalentes a 845.6 millones de pesos a la tasa de ese año (47.76). Esto significa que cada cédula costó 120.80 pesos.
En el proceso en curso, la JCE ha ofrecido 2,081,674,980 pesos por ocho millones de tarjetas, para un precio unitario de 260.2 pesos.
Proceso detenido
El presidente de la JCE, Román Jáquez Liranzo, informó que el Comité de Compras y Contrataciones de la entidad decidió posponer indefinidamente el evento pautado para el 7 de agosto en el que se abriría el sobre B, contentivo de las propuestas económicas.
El único participante sería el consorcio Emdoc, habilitado por cumplir todos los requisitos técnicos.
La razón es una impugnación que interpuso ID Secure IDS por haber sido inhabilitado, al igual que Cédula 4.0 RD.
«En virtud de una impugnación a la decisión de inhabilitarlo, y por respeto al debido proceso, (el comité de licitaciones) ha pospuesto la apertura del sobre B hasta tanto se conozca ese recurso de impugnación y se respete también el derecho de defensa del consorcio que fue habilitado», explicó Jáquez Liranzo ayer.
El presidente de la JCE prometió que todavía es posible comenzar la emisión en el último trimestre de este 2025.
Fuente:
diariolibre.com