El Padre Guilherme, conocido popularmente como el “cura DJ” por su inusual mezcla de vida religiosa y pasión por la música electrónica, ofreció este sábado 9 de agosto su primera actuación en España, durante el Medusa Festival, celebrado en Cullera (Valencia), donde animó a más de 150 000 personas con un set cargado de energía y mensajes de fe.
El sacerdote brasileño, que se ha hecho famoso en redes sociales y en festivales de música católica por sus presentaciones con sotana y auriculares, ya había pisado escenario español el pasado 21 de febrero, cuando pinchó en la sala Pandora de Sevilla, en un evento de música electrónica que marcó su primera experiencia en un club del país.
“Mi misión es demostrar que la música puede ser un instrumento de alegría y de encuentro con Dios”, expresó antes de iniciar su sesión en el Medusa Festival, en la que mezcló temas electrónicos con letras de inspiración cristiana y mensajes de esperanza.
Su estilo, que fusiona house, dance y ritmos latinos, ha conquistado a jóvenes de diversos países, rompiendo estereotipos sobre cómo un sacerdote puede llegar a nuevas generaciones.
El debut festivalero del “cura DJ” en España fue recibido con entusiasmo por el público, que bailó al compás de sus mezclas y participó en dinámicas de reflexión entre canciones. Guilherme adelantó que planea continuar su gira por Europa, llevando su propuesta musical y pastoral a otras ciudades.
El sacerdote que mezcla fe, música y disciplina militar
El Padre Guilherme Peixoto, conocido por unir la música electrónica con su labor pastoral, llegó a sus 50 años el pasado 31 de julio. Nació en Guimaraes, en el distrito portugués de Braga, y su historia de vida está marcada por un episodio crítico en sus primeros días.
Al poco de nacer, una grave enfermedad puso en riesgo su vida y un médico llegó a advertir que apenas le quedaban horas. Fue entonces cuando su madre decidió bautizarlo de inmediato y, en un acto de fe, prometió consagrar su vida a Dios si lograba sobrevivir. Contra todo pronóstico, el pequeño salió adelante.
Aunque muchos asocian su vocación a aquella promesa, él mismo asegura que la decisión fue suya: “Me salvé, pero no es cierto que mi madre me obligara. Desde niño quise ser sacerdote”.
Su vida, sin embargo, no se limita al altar. Peixoto ostenta el rango de teniente coronel del Ejército portugués y ha servido como capellán militar en misiones internacionales, entre ellas Afganistán en 2010 y Kosovo en 2012.
Apasionado del deporte, especialmente del fútbol, el día que recibió su primer salario como sacerdote en 1999 se hizo socio del Vitória de Guimaraes, el club de su ciudad natal.
“Mi segundo nombre es Guimaraes, soy de Guimaraes y del Vitória de Guimaraes”, dice con orgullo el cura que hoy combina sotana, cascos de DJ y uniforme militar.
Fuente:
diariolibre.com