Pradera marina de playa en Samaná se degrada tras muerte de mangar

El Astillero o Estiellero, en la costa norte de Samaná, era hasta hace poco un ejemplo vibrante de la riqueza natural del litoral dominicano.

Frente a sus aguas someras se extendía una pradera marina saludable, compuesta por densos parches de Thalassia testudinum y Syringodium filiforme, que servían de refugio y alimento a una amplia variedad de especies, incluidos los manatíes, uno de los mamíferos marinos más amenazados del Caribe.

La costa norte de Samaná, entre Portillo y El Limón, es reconocida como un punto clave o “hotspot” de estos mamíferos marinos y de otras especies importantes, como rayas y tortugas marinas, asociadas a praderas saludables.

Durante el Censo Nacional de Manatíes 2022-2023, realizado por la Fundación Dominicana de Estudios Marinos (Fundemar), se identificó un grupo importante de manatíes que han encontrado un ecosistema rico, tranquilo y saludable en la zona.

Sin embargo, el pasado 6 de agosto se encontró una escena muy diferente durante un recorrido con técnicos de Fundemar, en el que se monitoreaban manatíes en la zona. El Astillero dista mucho de aquella hermosa postal de vida submarina. 

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Imagen de julio de 2023 donde se observa un ecosistema prístino y el manglar saludable. (MARVIN DEL CID)

Gran parte de la pradera, sobre todo la cercana al caño que conecta con un manglar muerto desde 2023, presenta claros signos de degradación: pérdida de cobertura vegetal, zonas descubiertas y sedimentos sueltos que enturbian el agua con cada movimiento de las olas.

Tanto desde tierra, como desde un dron y bajo el agua, el panorama es muy distinto al observado antes de la muerte del manglar, lo que sugiere que ambos fenómenos podrían estar fuertemente relacionados. 

La muerte del manglar

En diciembre de 2023, Diario Libre documentó que cerca de 300,000 metros cuadrados de manglar en un terreno privado —entre las playas El Astillero y El Limón— fueron devastados en apenas dos semanas.

El Foro Ambiental de Samaná concluyó, tras una inspección, que la muerte del manglar rojo (Rhizophora mangle) no se debió a causas naturales, sino posiblemente al uso de un defoliante potente, como el glifosato. La rapidez, la precisión y la magnitud del daño reforzaron la hipótesis de un envenenamiento deliberado. 

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Imagen del 6 de agosto donde se puede observar un parche de pradera muerta cerca de la orilla, parte del manglar muerto y sedimentos saliendo del mar en El Astillero. (MARVIN DEL CID)

Ese manglar, además de ser hábitat de aves y peces, cumplía una función vital para la pradera marina: filtraba sedimentos y regulaba el flujo de agua dulce. La pérdida de esta barrera natural puede haber alterado el delicado equilibrio del ecosistema. 

En diciembre de 2023, técnicos del Ministerio de Medio Ambiente alertaron que el daño registrado en el humedal de Samaná —que incluye manglares en la playa El Astillero— “violó varios acuerdos internacionales”, como la Convención de Ramsar. Además, calificaron los hechos como un “ecocidio” y recomendaron la creación de una comisión multidisciplinaria para investigar a fondo las causas de la destrucción y evaluar posibles responsabilidades.

Posteriormente, en febrero de 2024, se solicitó declarar en emergencia los manglares de la zona, tras comprobar que una estructura —remanente de un puente— había interrumpido el flujo natural de la marea.

Esto redujo la salinidad del agua, provocando la muerte de unas 14 hectáreas de mangle rojo, sensibles a cambios hídricos y salinos, y aumentando su vulnerabilidad a hongos, bacterias e insectos. Como respuesta, se ordenó comenzar la remoción de esas barreras para restablecer el equilibrio hidrológico del humedal. 

Un ecosistema en riesgo

Las praderas marinas son uno de los ecosistemas más productivos y valiosos del planeta: sirven de guardería natural para peces y crustáceos, son sumideros de carbono azul y capturan dióxido de carbono (CO2) a un ritmo superior al de los bosques terrestres.

Además, protegen la costa de la erosión al estabilizar sedimentos y amortiguar el oleaje, mantienen la calidad del agua y favorecen la biodiversidad marina

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Sedimento y un ecosistema en degradación se observa en aguas someras de El Astillero. (MARVIN DEL CID)

Pedido de intervención

Rita Sellares, directora de Fundemar, dijo a Diario Libre que, durante la visita a El Astillero, le llamó profundamente la atención el estado del pasto marino, que anteriormente se encontraba en óptimas condiciones y ahora muestra signos claros de degradación.

“Aunque aún no se ha identificado la causa precisa, el deterioro evidente merece atención urgente, ya que este ecosistema es vital para la población de manatíes que habita en la zona. Además, de tratarse de una fuente de contaminación, sus impactos podrían extenderse más allá del pasto marino, afectando otros componentes del ecosistema costero”, dijo Sellares. 

El Foro Ambiental y Social de Samaná (FAS) también expresó su preocupación por el poco interés de los propietarios del terreno en regenerar el manglar: “Hemos recibido la información de que los propietarios no han aceptado el apoyo técnico ofrecido por el Ministerio de Medio Ambiente y otras instituciones competentes. Por lo tanto, no se ha realizado ninguna actividad efectiva de restauración, aunque se cuenta con los medios y el apoyo técnico disponibles”.

También señaló que la degradación ambiental en los sistemas costeros alrededor del manglar era de esperarse, “debido a que los manglares son la piel de la costa, aquellos que amortiguan los impactos que van hacia el mar”.

“Existen mecanismos legales para declarar temporalmente una zona de protección sobre esa área con el único objetivo de recuperar los valores naturales y los servicios ecosistémicos en El Astillero. Es por ley que debe protegerse el manglar. No es que acepten o no: están obligados. La ley lo manda”, concluyó el Foro. 

El Astillero en la mira internacional

En 2021, la ONG internacional Seacology incluyó a El Astillero dentro de su Iniciativa Nacional de Manglares en República Dominicana, un programa de cinco años enfocado en conservar y restaurar bosques de manglar en zonas costeras críticas.

En este punto de la costa de Samaná, donde confluyen las cuatro especies de mangle del país, el proyecto contempló reforestación, jornadas de limpieza, creación de un mangrove park como aula costera, concursos y murales comunitarios, así como actividades deportivas bajo la campaña Play for the Mangroves.

La estrategia buscó no solo recuperar cobertura vegetal, sino también involucrar a la comunidad en la protección de este ecosistema clave para mitigar la erosión, reducir inundaciones y mantener la calidad del agua.

Estos esfuerzos pretendían fortalecer la resiliencia del sistema ecológico que conecta manglar, pradera marina y estuario, asegurando la transparencia del agua y el sustento de especies como los manatíes.

Sin embargo, los eventos documentados en 2023 y 2024 —la muerte de 14 hectáreas de mangle rojo por alteraciones hidrológicas y ahora la degradación visible de la pradera marina— contrastan con los objetivos iniciales del proyecto.

A pesar de contar con redes comunitarias activas impulsadas por Seacology y actores locales, a la fecha no se ha iniciado la restauración del manglar afectado.

Fuente:

diariolibre.com

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By Jose Diaz

Soy José Díaz, apasionado por las noticias digitales y siempre en busca de las últimas tendencias e innovaciones en el mundo de la información. Mi interés se centra en analizar y compartir contenido de actualidad, manteniéndome al tanto de lo que sucede en el entorno digital y global.

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