Puente flotante del Ozama, una vía indispensable en casi tres década

Lo que en 1998 se pensó como una solución de emergencia para aliviar el tránsito entre Santo Domingo Este y el Distrito Nacional, terminó convirtiéndose en una de las arterias más críticas del Gran Santo Domingo. El puente flotante sobre el río Ozama fue instalado durante el primer gobierno de Leonel Fernández como una infraestructura provisional que operaría apenas tres meses, pero aún sigue en uso 27 años después.

A finales de los años 90, la capital vivía importantes trabajos viales: se construía el nuevo puente Juan Bosch y se preparaba el cierre temporal del puente Duarte para reemplazar su cableado. Para evitar un colapso en la movilidad, se instaló un puente flotante de dos barcazas metálicas unidas, con plataforma asfáltica y seis carriles (tres por sentido). La estructura unió la entonces avenida del Puerto (hoy Francisco Caamaño Deñó) con la avenida Mirador del Ozama, en Villa Duarte.

Alcance del puente

En pocos años, el tráfico que lo cruzaba, hoy estimado en 35 mil vehículos diarios -unos 175 mil pasajeros- lo convirtió en irremplazable. Cualquier cierre, incluso breve, genera congestión inmediata en el resto de los puentes sobre el Ozama. Lo que representa, según expertos, un 3.69 por ciento y 5.14 por ciento de los vehículos que entran y salen del Distrito Nacional.

Fracasos en intento por cambiarlo

Con el paso del tiempo se ha buscado una solución más viable para el puente que cumple con un trabajo crítico. En 2017 se anunció la compra de una nueva barcaza por hasta 10 millones de dólares; nunca se concretó. En 2020, el Ministerio de Obras Públicas planteó sustituirlo por un puente basculante más ancho, con parte central levadiza para el paso de buques, prometiendo iniciar en 2021. No ocurrió.

En 2023, el presidente Luis Abinader incluyó la obra entre los proyectos a financiar con 50 millones de dólares obtenidos de la renegociación con Aerodom, pero al cierre de 2024 esos fondos se habían gastado en otros fines.

  • En febrero de 2025, el Gobierno lanzó una licitación pública internacional para construir un puente basculante en el mismo lugar. Las embajadas dominicanas divulgaron la convocatoria a nivel global para atraer empresas especializadas. Ese proceso no fue productivo.

La historia del puente flotante del Ozama es una obra “temporal” que se volvió permanente por necesidad, mientras la ciudad crecía y las alternativas quedaban en promesas. Su reemplazo se ha anunciado varias veces, pero sigue pendiente. Hasta que el nuevo puente se materialice, continuará siendo un enlace vital, y vulnerable, para la movilidad de la capital.

Fuente:

diariolibre.com

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By Jose Diaz

Soy José Díaz, apasionado por las noticias digitales y siempre en busca de las últimas tendencias e innovaciones en el mundo de la información. Mi interés se centra en analizar y compartir contenido de actualidad, manteniéndome al tanto de lo que sucede en el entorno digital y global.

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