José Vladimir Valerio Estévez, conocido como “Vladi”, no solo era uno de los cinco jóvenes muertos en un alegado intercambio de disparos con agentes de la Policía Nacional en La Barranquita, Santiago de los Caballeros, también era barbero y dueño de un pequeño local llamado Valerio Barbershop que había logrado remodelar con esfuerzo y un préstamo de una cooperativa, según contaron allegados.
El pasado 15 de julio, Valerio había celebrado la inauguración de las remodelaciones de su barbería, un espacio que, aunque modesto, representaba su forma de ganarse la vida y un punto de encuentro en su comunidad.
Fotos compartidas en redes sociales mostraban el “antes” y “después” del negocio: una transformación visible en la pintura, la iluminación, el mobiliario y la organización del local.
- Con colores más vivos, nuevos espejos y un ambiente renovado, el barbero compartía con orgullo lo que para él era un logro personal y un futuro prometedor. “Gracias a Dios”, escribió en una publicación que hoy sus clientes y amigos recuerdan con nostalgia.
Un esfuerzo financiado
De acuerdo con personas cercanas, los cambios en el negocio fueron posibles gracias a un préstamo tomado en una cooperativa, con el que Valerio buscaba darle una nueva imagen a su espacio y atraer más clientela.
Para sus familiares, la barbería era la prueba de que trabajaba por un camino distinto, enfocado en su oficio y en el esfuerzo personal.
Tras el tiroteo en el que perdió la vida, los familiares de Valerio acudieron a la Fiscalía de Santiago, donde reclamaron que el caso no quede impune y se siente un precedente en el país.
Rafael Valerio, en representación de la familia, expresó: “Vladi no va a ser hoy ni mañana, va a ser siempre, porque cuando vuelve y ocurre un hecho así entendemos que las cosas deben limitarse y sentarse un precedente en la República Dominicana.”
En redes sociales, clientes y amigos recordaron la barbería recién remodelada como símbolo de su esfuerzo. Muchos lamentaron que, apenas dos meses después de haber inaugurado su local renovado, la vida del joven terminara de forma tan abrupta.
Entre el duelo y la exigencia de justicia
La barbería de Vladi hoy permanece cerrada, convertida en símbolo del reclamo de su familia y vecinos por justicia. Para ellos, el caso no solo representa una tragedia personal, sino un ejemplo de cómo jóvenes que luchan por salir adelante desde pequeños negocios pueden terminar atrapados en hechos violentos que aún deben ser esclarecidos.
Fuente:
diariolibre.com