A sus 26 años, Gibelina de la Rosa Santos ha vivido bajo un régimen de violencia física, verbal y psicológica sostenida por casi una década, según afirma.
Su victimario, su expareja Kelvin Christopher Polanco Domínguez, alias “Kendo”, quien, a pesar de haber sido sometido judicialmente por violencia de género y tener antecedentes por agresión, continúa hostigándola sin que las autoridades activen los mecanismos de protección correspondientes.
La más reciente agresión ocurrió el pasado domingo 27 de julio. “Todavía tengo la mano hinchada. Me tiró con un cuchillo”, declaró la joven madre de dos niñas.
No es la primera vez que teme por su vida. Gibelina relata que no puede ni sentarse frente a su casa sin ser perseguida, insultada o violentada.
“Si no salgo, me tira piedras. Ya me ha roto el balcón, las ventanas… y todo eso está documentado en la fiscalía”, expresó.
Las querellas que nadie escucha
Documentos oficiales confirman múltiples denuncias interpuestas por Gibelina desde el año 2022, muchas de ellas por agresiones físicas con objetos punzantes, amenazas de muerte y destrucción de propiedad.
En una de las instancias judiciales, luego de ser dejado en libertad, el agresor escribió a mano sobre la sentencia la frase: “Muérete, hija de perra”, y se la lanzó a la puerta de la vivienda de la mujer.
Pese a la evidencia de reincidencia y violencia extrema, la justicia no ha ejecutado una orden de arresto ni de prisión preventiva, ni ha garantizado su seguridad, afirma Gibelina.
“Llamamos al 911, activamos el cuartel de Gurabo… y nunca viene la patrulla”, se queja.
Su padre, Gilberto de la Rosa, también teme que la inacción termine en tragedia. “Ese joven va a matar a mi hija. La justicia debe actuar antes de que pase lo peor. Si no, uno mismo va a hacer lo que no quiere hacer”, lamentó.
Un patrón de violencia que se agrava
La amiga de Gibelina, Quilsia Ventura, también ha sido blanco de agresiones por parte del mismo individuo.
Según su testimonio, Polanco ha entrado a su casa a dañar su motor, la ha acosado con mensajes desde el celular robado a su amiga y la amenazó diciendo que “antes de caer preso se lleva dos mujeres de la calle 7”. La otra mujer a la que hizo referencia sería la propia Gibelina.
La Fiscalía de Santiago ha recibido reiteradas denuncias que describen patrones similares: irrupciones nocturnas, agresiones mientras la víctima duerme, destrucción de bienes, sustracción de pertenencias y amenazas explícitas.
Una de las siete denuncias interpuestas narra que, el 10 de marzo de 2024, cuando irrumpió bajo supuestos efectos de sustancias controladas, la estranguló, lanzó piedras, la golpeó en la cara y le robó documentos y dispositivos.
El sistema que abandona a las víctimas
Pese a la gravedad de los hechos y la existencia de múltiples denuncias en la Unidad de Atención a Víctimas de Violencia de Género (UAVVG), el agresor sigue libre.
Gibelina indicó que la falta de respuesta de las autoridades policiales y judiciales ha generado un ambiente de desprotección, no solo para ella, sino también para sus dos hijas menores. “Me da miedo hasta mandarlas al colmado”, cuenta.
Ni la orden de arresto emitida anteriormente ni las pruebas documentales han bastado para frenar la violencia.
“Yo he entregado pruebas de todo, hasta de las veces que me ha roto la casa. La fiscalía las tiene. Pero no lo agarran. No hacen nada”, concluye, con la voz quebrada.
Un llamado urgente a las autoridades
“Después que la maten, entonces sí vendrán”, expresó indignada su amiga Quilsia. La comunidad en la calle 7 de Gurabo también teme por su seguridad. “No podemos seguir esperando. Esto tiene que terminar antes de que tengamos que lamentar una muerte”, insistió otra vecina.
Mientras tanto, Gibelina reiteró que vive en constante miedo, acorralada en su propia casa, con una orden de arresto sin ejecutar y una justicia que, hasta ahora, no ha respondido.
Fuente:
diariolibre.com